De Poniente a Levante, con aquella forma alargada y distorsionada, como encastrada a la fuerza entre el mar y la tierra, es una de las más famosas regiones italianas para aquellos que desean pasar sus vacaciones en playas de arena, acantilados y rocas bañadas por aguas cristalinas pero al mismo tiempo también una de las que ofrecen, a quien lo desea, largas excursiones entre la naturaleza, a pie o en bicicleta, innumerables oportunidades para explorar un territorio que nunca es el mismo y que no se termina nunca de conocer del todo.
Esto sucede porque no existe realmente una única imagen de la Liguria sino tantas como tantas son las interpretaciones que esta tierra, del paisaje tan vario e incontaminado, ofrece al turista cada vez que la visita.
Para los apasionados del deporte y de las actividades al aire libre en tierra firme, desde cicloturismo a mountain bike, desde nordic walking al trekking y al hiking y hasta birdwatching, la fotografía de referencia sin lugar a dudas el aspecto de la vegetación mediterránea y de los senderos que la atraviesan, pero también los itinerarios que, escalando en las alturas, abren repentinos escorzos sobre el Mar Ligure.
Ciclistas y biker saben bien que por las calles de la Rivera y tierra adentro - como en Deiva Marina o Andora – no se cuentan los senderos y los panoramas impresionantes que, entre olivares y viñedos, son una alegría para las piernas y para los ojos de quien sueña con una vida sobre pedales.
Naturalmente - es justo el caso de decirlo - con un clima que permanece templado todo el año, la Costa de Poniente y de Levante también ofrecen escenarios ideales incluso para aquellos que consideran que el hecho de que el hombre pase la mayor parte de su vida en la tierra que en el agua es más bien un error de planeamiento.
Inmersiones, canoa, vela, surf y wind surf, whale watching - la posibilidad de observar las ballenas con un prismáticos a bordo de una embarcación, para quién no habla inglés - son solo algunas de las actividades que desde las Cinque Terre a Diano Marina, pasando por Andora, los amantes del mar tienen la oportunidad de practicar en todos sus aspectos.